Las RAM se clasifican con base en criterios tales como mecanismo
de producción, gravedad, relación de causalidad.
Con base en el mecanismo por el cual se produce la reacción
adversa se clasifican en los siguientes tipos (Naranjo, 1992).
Reacciones tipo A. Son los efectos colaterales
relacionados con la dosis administrada. Tienen la característica de ser
predecibles y prevenibles, además de ser los más frecuentes. Incluyen también
dependencia, interacciones y sobredosis.
Son
las desencadenadas por los efectos aumentados o exagerados de un fármaco. Son
debidas a efectos farmacológicos en los que el sistema inmunológico no está
involucrado. Son consecuencia de la propia acción farmacológica de un
medicamento, y por tanto, dependen de la dosis y son predecibles.
Comprenden alrededor del 80 por ciento de todas las RAM. Generalmente no revisten gravedad y habitualmente son de baja mortalidad.
Comprenden alrededor del 80 por ciento de todas las RAM. Generalmente no revisten gravedad y habitualmente son de baja mortalidad.
Dentro
de este grupo se encuentran:
RAM por
sobredosis o toxicidad
Se relaciona
directamente con la acción terapéutica primaria. Por ejemplo, la hemorragia que
se puede desencadenar con los anticoagulantes, o la bradicardia que producen
los beta bloqueantes, etc.
RAM por efecto
colateral
Se relaciona
con la acción terapéutica primaria, pero en un sitio diferente al blanco
primario de acción. Por ejemplo, la hemorragia digestiva que se puede
desencadenar en el curso del tratamiento con AAS, la sequedad de mucosas a que
dan lugar los antidepresivos, la somnolencia que causan los antihistamínicos,
etc.
RAM por efecto
secundario
Es una
consecuencia de la acción terapéutica del fármaco, pero no forma parte
inherente de ella, por ejemplo la hipopotasemia que aparece durante el
tratamiento con determinados diuréticos, etc.
Reacciones tipo B. Las reacciones tipo B (bizarres: raras) se caracterizan por no
estar relacionadas con la acción farmacológica y ser imprevisibles, solo
aparecen en individuos susceptibles. Son independientes de la dosis del
medicamento, incluso pueden aparecer con dosis subterapéuticas. Tienen una baja
incidencia aunque suelen ser más graves que las anteriores, representando el
10-20 por ciento de las RAM. En este grupo se encuentran:
Reacciones por
idiosincrasia
Son respuestas anormales, sin relación con la dosis,
cualitativamente diferentes a los efectos farmacológicos, sin que medie
mecanismo inmunológico y en general obedecen a un condicionamiento genético.
Este condicionante puede producir alteraciones farmacocinéticas o
farmacodinámicas, base de las reacciones adversas idiosincrásicas.
Alteraciones
farmacocinéticas
Este condicionante genético determina un polimorfismo en algunos
procesos de metabolización, que puede determinar una mayor incidencia de
reacciones adversas. Los casos más típicos se deben a modificaciones
farmacocinéticas, como las siguientes:
·
Hidrólisis de la succinilcolina
producida por la pseudocolinesterasa
·
Oxidación-hidroxilación
·
Acetilación
Alteraciones
farmacodinámicas
En otras ocasiones estas reacciones de idiosincrasia no se deben a
una modificación del metabolismo, sino a otros aspectos que también alteran la
respuesta a fármacos. Diversas características peculiares de los órganos diana
producen respuestas farmacológicas inesperadas:
• Anemia hemolítica
• Las crisis de porfiria provocadas por fármacos inductores
enzimáticos
• Hipertermia maligna
• Es muy posible que también tengan una base genética
Reacciones de
intolerancia o hiperergia
Se produce una reacción anormal en intensidad con una dosis mínima
del medicamento, en ocasiones puede estar condicionada por una enfermedad
intercurrente. Hay entidades características:
– Los efectos farmacológicos excesivos observados con los anticoagulantes
orales o la vitamina D.
– Reacción de Jarisch-Herxheimer
– Exantema por ampicilina en la mononucleosis infecciosa
– Podrían incluirse aquí otras reacciones adversas causadas probablemente
por una interacción entre un virus y un fármaco.
Reacciones de
hipersensibilidad o alergia
Son reacciones en las que media un mecanismo inmunológico.
Aproximadamente del cinco al diez por ciento de las reacciones imprevisibles
son alérgicas. En general producen síntomas que no guardan relación con la
dosis ni con los efectos farmacológicos, cesan al suspender el fármaco y
necesitan un contacto previo con el fármaco, o con estructuras similares, para
que se produzca la sensibilización.
Se distinguen cuatro tipos según la clasificación de Gell y
Coombs.
·
Tipo I. Reacciones alérgicas
inmediatas mediadas por IgE
·
Tipo II. Reacciones dependientes
de anticuerpos citotóxicos
·
Tipo III. Reacciones mediadas por
inmunocomplejos circulantes que se forman entre el medicamento y el sistema de
complemento
·
Tipo IV (celular): reacción de
tipo tardío mediada por células (linfocitos T)
Reacciones tipo C. Las reacciones tipo C (continuous: continua), están relacionadas
con el tratamiento prolongado con un fármaco. Generalmente cursan como
reacciones de dependencia o de taquifilaxia y son previsibles.
La taquifilaxia supone la necesidad de incrementar la dosis para
alcanzar el mismo efecto terapéutico, este efecto es típico de los fármacos
adrenérgicos. Son también fenómenos adaptativos las discinesias en tratamientos
prolongados con levodopa y con neurolépticos.
Los tratamientos prolongados pueden además producir depósitos de
los fármacos en diferentes tejidos, las tetraciclinas en el hueso, las
sulfonamidas en los túbulos renales, la amiodarona en la córnea. Otros ejemplos
son la nefropatía por analgésicos o el hipotiroidismo con amiodarona.
Reacciones tipo D. Las reacciones tipo D (delayed: retardado), también se denominan
retardadas, aunque no hay que confundir con lo que se conoce como reacción
tardía. Pueden empezar a desarrollarse al inicio del tratamiento, pero sólo se
ponen de manifiesto a largo plazo. Los ejemplos más representativos son la
teratogénesis y carcinogénesis. No tienen por qué ser debidas a una exposición
prolongada o continua, como en el caso anterior, sino que lo que ocurre es que
aparecen tarde, incluso aunque la exposición haya sido corta o se haya
producido mucho tiempo antes.
Reacciones
tipo E. Las reacciones tipo E (end-use) son las que se
producen cuando cesa un tratamiento, el conocido "efecto rebote", es
decir el síntoma por el que se había iniciado el tratamiento, al suspenderlo,
aparece de forma más acentuada. Un ejemplo muy demostrativo de efecto rebote es
la obstrucción nasal que se desencadena al suspender el tratamiento con
vasoconstrictores tópicos o el espasmo coronario tras suspender la
administración de nitratos.
REFERENCIAS
BIBLIOGRAFICAS
http://2011.elmedicointeractivo.com/farmacia/temas/tema3-4/rea2.htm?botsearch
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