ANÁLISIS DE RESULTADOS
El etanol ejerce su principal influencia sobre el sistema nervioso, su acción psicofisiológica y farmacodinámica es fundamentalmente depresiva, semejante a la producida por anestésicos generales. Al igual que estos últimos, el EtOH actúa sobre la membrana neuronal debido a su alta solubilidad en los lípidos. De acuerdo con Littleton, citado por Swonger y Constantine (1985), puede condicionarse el efecto depresivo central del alcohol a su acción fluidificante sobre los lípidos, a la reducción de los fosfolípidos poliinsaturados y al incremento del colesterol; lo cual afecta directamente los sistemas transmisores, particularmente la sinapsis del sistema gabérgico.
Como hemos venido estudiando, el ácido gammaaminobutírico (GABA) es el principal neurotransmisor inhibitorio del SNC. Este neurotransmisor presenta dos tipos de receptores: el GABAalfa y el GABAbeta, de los cuales, apenas el GABAalfa es estimulado por el alcohol dando lugar a un efecto aún más inhibitorio en el cerebro, llevando al relajamiento y sedación del organismo. Se reporta en la literatura que diversas partes del cerebro son afectadas por el efecto sedativo del alcohol, como aquellas responsables del movimiento, memoria, juzgamiento y respiración. (Dubowski, K. 1985)
Evidencias científicas sugieren que el alcohol inicialmente potencializa los efectos del GABA, aumentando los efectos inhibitorios, pero, con el pasar del tiempo, el uso crónico del alcohol reduce el número de receptores GABA por un proceso de regulación negativa (down regulation) lo que explica el efecto de tolerancia al alcohol, es decir, el hecho de que los individuos cada vez necesiten de dosis mayores de alcohol para obtener los mismos efectos anteriormente obtenidos con dosis menores. Los síntomas de abstinencia pueden ser explicados por la pérdida de los efectos inhibitorios, en combinación con la deficiencia de receptores GABA. (Dubowski, K. 1985)
Para determinar el efecto depresor del EtOH sobre el SNC fueron evaluados por triplicado diferentes lotes de ratones albinos como controles p or medio de la prueba de tracción de manera previa a su administración. Cabe mencionar que esta acción antes descrita es un parámetro de evaluación crítica debido a que la observación de los ratones bajo condiciones normales brinda la posibilidad de distinguir entre la relajación central y los efectos tóxicos en la función neuromuscular de los mismos. Así, se logró verificar que sus funciones motoras fueron normales ya que al suspenderlos por sus patas delanteras en la barra horizontal estos lograron colocar sus patas traseras sobre esta, denotando así la existencia de coordinación motora y ausencia de relajación muscular
En teoría, el modelo de tracción evalúa la pérdida de la función muscular motora normal, por lo que se considera un modelo de debilidad muscular, lo que bien puede considerarse un efecto colateral. (S ellers, E.,1998). De igual manera, es preciso mencionar que este modelo permite evaluar no solo la influencia de la función neuromuscular originada por fármacos sedantes y compuestos relajantes, si no también por agentes tóxicos. (Vogel, 1997) De acuerdo a los parámetros evaluados por este modelo, se sabe que un ratón en condiciones normales trata de posicionar sus patas traseras sobre la barra en menos de 5 segundos, de esta forma, si el ratón logra sostenerse por más de 5 segundos sobre la barra después de haber sido administrado, significa que esta sustancia ejerce un efecto depresor del SNC, siendo no selectivo para el caso del EtOH.
Partiendo de los resultados obtenidos con las pruebas de referencia, se procedió a la administración de tres diferentes bebidas alcohólicas: cerveza modelo (alc. 4.5% vol), vino rosado (alc. 10% vol) y tequila Sauza (alc. 40% vol.) en las diferentes dosis registradas en la Tabla 1. Como puede ser observado, se administraron diferentes volúmenes de cada una de las bebidas alcohólicas en los diversos lotes experimentales ya que, como es el caso de la mayoría de los agentes externos al organismo, los efectos del etanol son dosis o bien
concentración dependientes. (Lajtha, 1971)
Tras la evaluación de los resultados obtenidos se determinó que ningún lote de ratones tratados con las bebidas alcohólicas mostraron un efecto depresor del SNC puesto que no se observó algún tipo de relajación muscular al realizar la prueba de tracción. E sto puede explicarse en función del peso corporal de los animales porque de manera general, aquellos animales con pesos bajos presentan la capacidad de metabolizar el etanol a velocidades más rápidas que los animales más grandes. De manera adicional, la velocidad de eliminación del etanol en ratones es cinco veces mayor que en seres humanos, de esta forma, dicha velocidad metabólica se correlaciona con la tasa metabólica basal de estas especies, lo que indica que la capacidad de oxidar el etanol es paralela a la capacidad de oxidar los nutrientes típicos. Mencionado esto, es importante notar que las calorías
derivadas del etanol se producen a expensas del metabolismo de nutrientes comunes, puesto que este se oxida con preferencia sobre otros nutrientes. (Cederbaum, A. 2009) La literatura reporta que en los animales se muestra mayor resistencia a los efectos del etanol (Litter, 1988), dado que la administración de etanol produce un estado depresivo evidenciado por sueño, con pérdida de los reflejos de postura (Fromel y Seydoux, 1964).
Por esta razón, en esta experimentación con lo que respecta a nuestro equipo podemos decir que no se logró evidenciar el efecto depresor del alcohol etílico sobre el SNC de los modelos biológicos evaluados, siendo únicamente posible el evidenciar una notable reducción de los tiempos de latencia en la prueba de tracción de los ratones de manera posterior a su administración con las diferentes bebidas alcohólicas, esto en comparación con los resultados de las pruebas control realizadas con los mismos como puede ser apreciado en las gráficas 1 y 2. Sin embargo, resultados de pruebas realizadas por otros equipos durante la sesión experimental señalan la existencia de efectos de relajación muscular, siendo esta característica más notoria en aquellos lotes con dosis de etanol mayores así como con la bebida de mayor graduación alcohólica (Tequila, Sauza alc. 40% vol.).
Adicionalmente, es importante resaltar que la composición de la bebida alcohólica influye en los efectos hacia el SNC de manera directamente proporcional a la concentración de alcohol presente en los fluidos corporales o en la sangre. (Escallón, 1988) De esta forma, con una menor concentración de etanol puede presentarse un efecto de relajación manifestado como desinhibición, por otro lado con una mayor concentración de esta sustancia pueden generarse efectos de relajación muscular con pérdida de la coordinación motora. Tomando como referencia el volumen total del líquido que existe en el cuerpo, es sabido que un 0.05% a 0.10% de la concentración de etanol en sangre produce una sensación de relajación, sedación y euforia debido a la desinhibición que puede producir pudiendo ser considerado equivocadamente como un estimulante (Souza y Macharro, 1988) aunque en realidad el alcohol es un depresor del sistema nervioso central (SNC), que de manera inicial tiene un efecto de desinhibición seguido de un efecto depresor. Cabe mencionar que las propiedades estimulantes atribuidas al alcohol son el resultado de la depresión de áreas cerebrales responsables de los mecanismos inhibidores. Como resultado de ello algunas partes del cerebro y sus conductas asociadas quedan liberadas del freno inhibitorio de esta forma, con el consumo de alcohol se produce la euforia existiendo una reducción prácticamente total de las habilidades motoras.
El SNC se constituye como el sistema más sensible al alcohol. Algunos autores han enumerado las acciones básicas del alcohol sobre el sistema nervioso siendo estas; la euforia, la desaparición de las desinhibiciones, la descoordinación muscular y el aumento del tiempo de reacción. La intensidad de cada uno de estos efectos tiene una relación directa con la cantidad de alcohol en la sangre, que a su vez tiene una correlación directa con la duración del consumo de alcohol. Debido a su acción psicofisiológica y farmacodinámica fundamentalmente depresiva, el EtoH reduce la transmisión sináptica en este sistemas iendo que su consumo produce efectos psicotrópicos parecidos a los de otras sustancias sedanteshipnóticas.
El alcohol modifica, entonces, la conducta no solamente a nivel de coordinación motora, sino a nivel perceptual y cognitivo e influye notablemente en el desempeño.
Desde el punto de vista farmacológico, es importante comprender qué es y cómo actúa el alcohol en el organismo para entender los efectos que causa a distintas dosis y/o concentraciones, por otro lado, es un hecho conocido que el consumo excesivo de alcohol causa trastornos en el sistema nervioso central, presentando alteraciones en la memoria y en las funciones intelectuales como cálculo, comprensión y aprendizaje.
Por último hay que mencionar que el estudio de la actividad motora y miorrelajante es un parámetro de suma importancia que refleja el estado fisiológico global del animal y su respuesta al entorno. Es innegable el valor de las medidas de actividad motora espontánea en el screening farmacológico de nuevos agentes estimulantes y depresores, así como que los cambios de dicha actividad pueden tener consecuencias importantes en la medida de todos los aspectos del comportamiento.
CONCLUSIONES
Se administraron diferentes dosis de etanol contenido en bebidas (cerveza, vino, tequila) con diferentes graduaciones alcohólicas a ratones albinos y se evaluó su efecto con la prueba de tracción, resultando imposible el comprobar la acción depresora no selectiva de esta sustancia; expresada en términos de relajación muscular y disminución de la coordinación motora sobre el sistema nervioso central en los distintos lotes experimentales trabajados debido a cuestiones propias del metabolismo de la especie.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
❏ Cerdebaum, A. (2009). “Farmacocinética y Aspectos Forenses del Alcohol” Mount
Sinai School of Medicine New York.
❏ Dubowski, K.M (1985). Absorption, distribution and elimination of alcohol: Highway
safety aspects. J ournal of Studies on Alcohol (Suppl. 10):98108.
( http://www.rci.rutgers.edu/~cas2/journal/ )
❏ Escallón, E. A. (1988). ¿A qué se llama “drogadicción?”. Bogotá: CEDA.
❏ Lajtha, A. (1971) Alterations of chemical equilibrium in the Nervous System. v. 6.
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❏ Repetto M. "Toxicología del Alcohol Etílico". "Toxicología Avanzada" Tercera edición.
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❏ Souza, M. y Macharro, S. (1988). A lcoholismo, conceptos básicos . México: Manual
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❏ Swonger, A.K. y Constantine, L.L (1985). Drogas y terapia . Madrid: Alambra.
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Departamento de Toxicología, Universidad Nacional de Colombia. 2004.
❏ Vogel, A.; Vogel, W. (1977) Drug Discovery and Evaluation: Pharmacological Assays.
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